13 de agosto del 2003. Poblados dogones
Salimos temprano de Sangha
hacia Bandiagara, unos 40 km de duros baches en los que Concha se puso muy
mala. Paramos en Bandiagara una media hora para hacer las compras de los dos
días que pasaremos inmersos en las montañas donde vive el pueblo Dogón. Esta
vez vamos a visitar unas poblaciones de muy difícil acceso a las que solo se
puede llegar a pie.
La estancia en Bandiagara se
prolonga algo más de lo esperado debido a los vómitos y diarreas que asolan a
Concha. Estuvimos primero en el hotel Caballo Blanco tomando unas cocacolas y
viendo un culebrón africano y luego fuimos a un cutre-chiriguito de un colega
del guía, donde comimos tortilla de patatas! Aquí Concha pudo eliminar todo el
contenido estomacal que la estaba destrozando y comenzó a encontrarse mejor.
Así que por fin partimos hacia Benimato, nuestro próximo destino.
Tras un trozo de camino en
pésimas condiciones y otro tramo en el que el todo terreno se aventuró a ir campo
a través, llegamos a una zona donde nos esperaban unas fuertes mujeres
porteadoras que acarrearían con el equipaje imprescindible para dos días y comida hasta lo alto de
la cordillera, donde se encontraba Benimato. Lo que más duro nos parecía era la
que llevaba la caja de 12 botellas de agua de 1.5l….
A la entrada de Benimato
(lugar donde están las piedras), se encontraba la escuela, donde salieron a
recibirnos los niños con gran algarabía. Al final de la estancia en este pueblo
estos niños nos pedirían algo de ayuda para la escuela leyéndonos una emotiva
carta…
Esta aldea está situada
sobre la falla de Bandiagara, en un lugar absolutamente paradisíaco. Por ese
motivo, en los últimos años les está llegando algo de turismo y lo están aprovechando.
Han establecido un sistema de duchas para los turistas y son las propias
mujeres las que bajan a buscar el agua al río y te la van echando poco a poco
por la cabeza desde arriba…. Nosotras no
nos duchamos esos días por no hacerles trabajar más!! Además, había una letrina
para “turistas” pegada a las cochiqueras.
Nos hicieron una visita
guiada por la aldea al atardecer, llevándonos a lo más alto, donde
disfrutamos de un increíble atardecer viendo el acantilado a nuestros pies…
Nos explicaron que la aldea
se componía de tres áreas diferenciadas:
n
La animista, que seguía los ritos tradicionales de los pueblos africanos
venerando la naturaleza. (esta zona solo la vimos de lejos)
n La musulmana
n
La cristiana, que era dónde nos alojábamos. Allí algunas casas tenían cruces
en sus fachadas y tuvimos la oportunidad de visitar la iglesia donde unos jóvenes
ensayaban sus cánticos. Nos pareció maravilloso poder disfrutar de este
concierto improvisado… que buena relación tienen con la música estos negros!!!
La convivencia entre las
tres zonas es estupenda y cuando hay alguna fiesta en cualquiera de las tres áreas,
acude todo el poblado en su conjunto.
Agustín, el guía que nos acompañaba
en este trayecto y que se había unido a nosotros en Bandiagara, era de esta
aldea y todavía tenía aquí a su familia. Esto fue una gran suerte para
nosotras, ya que le conocía todo el mundo y esto nos facilitaba el acceso a sus
viviendas, nos enseñaban sus cosas y nos agasajaban. En todas las casas estaban
las mujeres y la niñas moliendo mijo… debía ser la hora!!
La culminación de esta
visita al poblado vino cuando visitamos la casa del hermano de Agustín, nuestro
guía local. El hombre era mucho mayor que él y era cazador de monos. Era
simpatiquísimo, se reía todo el rato con sus dientes mellados y nos hizo un “pase
de modelos” de los distintos ropajes y tocados que utilizaba para cazar. Además de una demostración con el trabuco
que usaba y que realmente daba auténtico miedo…. Una escopeta que por lo menos
tenía un par de siglos de antigüedad y que se rellenaba directamente con
pólvora… Hasta una demostración de tiro nos hizo!!! Atronador!
En su granero colgaban las calaveras de los monos que había matado...
En la gran roca de la falla
había una profunda fisura que recorría una larga extensión y en cuyo centro se
ubicaba la tumba del Hogón, jefe espiritual del poblado Dogón que vive y muere
en la montaña.
Cenamos arroz con sopa de
carne. Agustín nos amenizó el café contándonos cuentos dogones… la verdad que
se creó una atmósfera mágica….
1.
La hiena y la piedra barbuda. El cuento comenzaba con una pregunta: ¿por
qué en la antigüedad la hiena era un animal muy inteligente y ahora era tan
tonto?
Hubo un periodo
muy largo de sequía en el que no había ni comida ni agua. La hiena se encontró
una cueva en la que había una fuente de agua, pero estaba protegida por una
piedra barbuda. La hiena le pide agua a la piedra y esta le dice que puede
coger agua, pero que no puede decir a nadie que ha visto a una piedra barbuda.
La hiena sacia su sed y se va en busca de comida. En el camino se encuentra con
un jabalí y le cuenta que ha estado bebiendo agua en una fuente protegida por
una piedra barbuda. Pum! En ese momento le cae una enorme piedra sobre su
cabeza, pero consigue esquivarla a tiempo y sobrevive a una muerte segura. Como
la hiena era un animal muy inteligente en esos tiempos, decide usar este hecho
en su beneficio y aprovechar el maleficio de la piedra barbuda para cazar. Les
engaña a los animales diciéndoles que sabe donde hay agua y cuando se
los lleva a la cueva para mostrárselo, les pregunta: ¿Qué es eso que ves? Y responden:
una piedra barbuda! Y Pum, les cae una piedra en la cabeza y los mata. Así la
hiena se va alimentando día a día, se reproduce y va aumentando la población de
hienas, que se crían gordas y lustrosas, mientras el resto de animales se
muestran famélicos por la fuerte sequía que asola el lugar.
Un día, la madre
de la hiena se pone mala y ésta se va a ver al Hogón para preguntarle que tiene
que hacer para que se cure. Este le dice que tiene que matar a una gallina
salvaje. La hiena se va muy contenta porque sabe que es una tarea fácil. Encuentra
a una gallina y se la lleva a la cueva para mostrarle a la piedra barbuda y le
dice: ¿qué ves en la cueva gallina? La gallina responde: no veo nada porque soy
corta de vista! La hiena se acerca un poco más y le dice, pero no ves nada? No
hiena, soy muy corta de vista… así están un rato acercándose más y más a la
piedra, hasta que la hiena ya mosqueada le dice a la gallina: Pero será posible
que no veas a la piedra barbuda?? Entonces cae una gran piedra y la mata…
Desde entonces,
la hiena convirtió en el animal más tonto de la selva….
2.
El cuento del asno y el jabalí. De nuevo comienza con una pregunta a la que
el cuento dará respuesta: ¿por qué tiene el asno un círculo blanco alrededor del
hocico y el jabalí la mandíbula desencajada?
El jabalí y el
asno eran buenos amigos. Un día, caminando por el bosque se encontraron una
cueva donde la leona había refugiado a sus cachorros. Cuando alcanzaron la cueva,
la leona no estaba porque había salido para buscar más harina para sus
cachorros. Cuando ven la harina que todavía tenía la leona acumulada en la
cueva, el jabalí le pregunta al asno: ¿nos comemos esta harina? Y el asno le
responde que no, que mejor se la deje para la leona que tiene crías. Pero el
jabalí no le hace caso y se la come toda.
Cuando llega la
leona pregunta: ¿quién se ha comido la harina? El jabalí se apresura a
responder: el que lleve el morro blanco. La leona mira al asno y le ve el morro
blanco y va y le pega 100 palazos. Al rato decide salir a buscar más harina y
grita: quién se ría de mí le daré 200 palazos!! Al darse la vuelta, el asno
comienza a reírse a carcajadas. La leona rápidamente se da la vuelta y pregunta:
¿quién se ha reído de mí? A lo que el asno responde: el que lleve la mandíbula
desencajada de tanto reírse! Entonces la leona mira al jabalí y va y le da 200
palazos.
El jabalí se
enfadó con el asno y le dijo que nunca más volverían a ser amigos. A lo que el
asno replicó que no podían de ser amigos por 100 palazos. Finalmente, al día
siguiente se fueron los dos juntos como amigos de la cueva.
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